Geschichte: La tierra de la lluvia eterna

Sprache Spanisch – Eine Geschichte für Spanischlernende, die Deutsch sprechen
Niveau A2 (2 von 6) – Grundstufe (Grundkenntnisse) Was ist das?

Leider ist diese Geschichte nicht auf Deutsch verfügbar.

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Hace años, en un pequeño pueblo, había una bruja. La bruja hacía que lloviera todos los días. En primavera, verano, otoño e invierno: lluvia, lluvia, lluvia, nieve.

Un día, una huérfana llamada Beatriz fue al Ayuntamiento. Era un edificio grande y bonito. Lo construyeron cuando Beatriz era un bebé.

Beatriz dijo: “Quiero encontrar a la bruja. Tiene que detener la lluvia.”

Había siete hombres frente a ella. Eran los líderes del pueblo.

“Ve a jugar fuera”, dijo el hombre más viejo.

“Está demasiado mojado”, dijo Beatriz.

“Entonces quédate dentro”, dijo el hombre mayor.

“Quiero ayudar al pueblo.”

El hombre mayor se rió. “No puedes ayudar. Llueve por culpa de una bruja malvada. Intentamos matarla. Fracasamos… y nosotros somos hombres. Tú eres solo una niña pequeña.”

Las rocas estaban mojadas. Era difícil subir la montaña. Beatriz escaló durante horas. En la cima no llovía. Ya era de noche, pero vio el castillo de la bruja.

Llamó a la puerta. La bruja abrió.

“¡Entra, que hace frío fuera!”, dijo la bruja.

Beatriz entró. Había un fuego encendido. El castillo era cálido y acogedor. La bruja le dio una taza de té y unas tortitas calientes. Beatriz dio las gracias.

Cuando Beatriz se secó, dijo: “Por favor, deja de hacer que llueva.”

“¿Sabes por qué hice que lloviera?”, preguntó la bruja.

“Dicen que eres malvada.”

La bruja se rió.

“Hace años, las brujas vivían en el pueblo con la gente, ¿lo sabías?”

“No.”

“A todos les gustábamos. Usábamos nuestra magia para ayudar al pueblo. Pero un día, la gente empezó a decir que la magia era malvada. De repente, ya nadie nos quería.

“Nos dijeron que fuéramos al Ayuntamiento. Yo no fui. Pero las otras brujas fueron allí. Entraron. El Ayuntamiento estaba vacío. La gente cerró las puertas y prendió fuego al edificio.

“Usé mi magia para hacer que lloviera. Pero fue demasiado lento. El fuego quemó el Ayuntamiento. No quedó nada.”

La bruja miró a Beatriz.

“Lo siento, querida. Estás disgustada.”

“Estoy bien”, dijo Beatriz. Estaba llorando.

“No llores, por favor, querida. Quiero ayudarte. Haré lo que me pidas.”

“¿Puedo quedarme contigo?”, preguntó Beatriz. “Y, por favor, no dejes de hacer que llueva.”